20 septiembre 2015

Dejame dormir profundo te lo pido por favor

Lo más difícil es que me pidás que te quiera cuando sabés que me levanto a las 6:00, desgastada porque siempre de alguna u otra forma te veo en mis sueños. Sé que parece que te digo esto para ser una romántica, pero es un serio problema; primero porque no me gusta soñar, no sé, no me preguntés no me gusta siento que, estoy proyectando cosas que en el fondo quiero y no tengo. Por ejemplo, te sueño y no estás conmigo. Segundo, en realidad no hay una segunda razón solamente que todo se ve muy real cuando aparecés.

Probabablemente mientras yo estoy acá de idiota melancólica pensando en porqué odio tanto soñarte, la estés pasando lindo con alguien más, bueno, ella. Sé que no te gusta que me haga daño y piense en su nombre, pero te juro que no me afecta. Está(s) superadísimo. 

Te pido por favor que me dejés dormir  hasta las 9:00 am al menos, porque esto de aparecer en mis sueños hace que me desvele mucho y brinque de golpe aun cuando el cielo está entre azul marino con unos rayitos de luz a penas percetible y te juro que no me gusta ver semejante amanecer si no estás acá conmigo.

13 septiembre 2015

Visitame más seguido
Regalame más abrazos
Escuchame llorar más, al menos entendé porqué lloro
Compremos más comida rápida
Escribime más seguido
Corregí mis errores ortográfico
Tomame más fotos
Besame más
Haceme desayuno
Desayuna comingo
Te hago yo a vos el desayuno; dos huevos revueltos y un jugo de manzana.

06 septiembre 2015

Línea D

A él lo vi en un "subte" de la línea D, de Juramento y Cabildo hacia Catedral. No eran más de las 10:00pm cuando entramos los dos y por coincidencia y apuro nos sentamos uno frente al otro.

Él llevaba un abrigo azul marino; hermoso, una camisa de cuadros y una manchita peculiar en su mejilla derecha. Tenía audífonos puestos y euforia musical porque movia las piernas en cada tonada rápida. 

Nos vimos varias veces, es decir, cruzamos miradas incómodas de esas en las que se quiere permanecer todo el tiempo, pero es imposible porque un minuto no da para tanto. 

Levanto la cabeza, me vio y no dijo nada, pero imaginé que yo me acercaba a su asiento y él me daba uno de sus audífonos, escuchaba "the kooks", nos reíamos y casualmente nos bajamos en el mismo lugar. Me acompañaba hasta mi apartamento, sin luz ni agua y después se iba tranquilo, con su misma manchita en la mejilla, pero más roja por el frío.