08 diciembre 2016

Me extraña Buenos Aires


 Te extraño. Extraño cada pieza que te llevaste de este departamento. San José no sabe ni se ve igual si no lo veo caminando con vos, a mi lado, de la mano, como dos adolescentes que saben todo menos de amor. 

¿Sabés por qué sé que te extraño? Porque por las noches pienso en vos un rato antes de irme a dormir, porque al departamento le nació un eco producto del vacío de muebles, porque los domingos no quiero levantarme tarde, nada me ata a la cama más que la melancolía de saber que si salgo a la cocina ni el gato me espera, nadie me espera. 

Extraño cada cosa que me diste y las que me diste de a pocos, a esas las extraño más. Tu música de 1990, el olor de tu pelo, del perfume que perduraba aún después de un largo día lleno del smog de las avenidas sucias, la gente sudada, el transporte público deplorable, aún así seguía intacto tu olor maravilloso, a frutos rojos. Me encantan los frutos rojos. 

Si me decís que lo que siento es la vaga idea de extrañarte porque lo que abunda en mí es la soledad, te digo que no es cierto. ¿Cómo sabés que no extraño cada partícula dañada de ese cuerpo absurdo? Te extraño a vos y a toda tu esencia, tus lunares que formaban constelaciones y la marca de nacimiento que tenés en la espalda. Te digo que te extraño, la soledad abunda, es verdad, pero por consecuencia de tu abandono. 

No quiero sonar poeta, ni decirte que cambiaría si volviésemos. Sigo juntándome todos los jueves con mis amigos y hablamos de mujeres, birras y mucho fútbol. Todavía dejo los restos de comida en el lavadero, me cuesta dormir con todas las luces apagadas, desperdicio mucha agua antes de bañarme, no duermo antes de las 22:00, no he dejado de fumar, ni el café, ni mucho menos aprendí a lavar mi ropa dividida por colores. Aún no entiendo mucho del periodo femenino y sigo idealizando a la mujer perfecta de piernas largas y cintura chica. 

Hace más de un mes que no como bien, bueno a ver, cuando digo “bien” me refiero a que hace más de un mes no como ni una sola legumbre. Mi mamá me trae comida los sábados a veces, pero siempre que está acá en casa, no hace más que preguntar por vos, de una manera tranquila, medio desinteresada, pero en el fondo sé que te extraña mucho. 

Tengo aún tu pasaporte en mi mesita de noche, me hace sentir bien cuando lo veo, creo que siento que al tenerlo, te tengo cerca, es decir, que no te vas a ir un día a vivir a otro país para siempre, bah unos meses lo más, sé lo mucho que te asustan los cambios y creo que te comerían viva en otro lugar que no sea este charquito. 

Entro a la sala y lo primero que veo es la alfombra que compramos en aquella tienda americana que nos recomendó tu tía. Me hace extrañarte una alfombra, ¿te das cuenta lo mal que estoy? Todo me afecta más de lo que debería.


Pronto vuelo.