23 junio 2016

Anti desayunos.

Me di cuenta que lo que más me gusta de vos, más que tus ojos, tu forma excéntrica de caminar o inclusive tu gusto épico musical , es tu sonrisa medio tímida que se esfuerza por mostrarse ante el más mínimo indicio de aprobación. Una sonrisa contagiosa que te dice que todo va a estar bien aunque el mundo se me esté viniendo abajo con todo y todo. 

Me desperté cinco minutos antes que vos y fui a preparar un poco de café con leche para que desayunáramos juntos. Vos te levantaste tambaleando y me seguiste hasta la cocina y revisaste tu celular, y ahí esta, otra vez, esa sonrisa pícara. Preparé dos huevos fritos y serví jugo de frutas en cada uno de los vasos que llenaste con hielo. Te pregunté que por qué te reías, pero me dijiste que no te reías de nada, entonces seguí cocinando los dos huevos fritos y creando toda una película de porqué le sonreías al celular.

Desayunamos juntos y me quitaste unas boronas de pan que por alguna razón llegaron hasta mi pelo y me miraste un ratito.

Me volviste a mirar, pero esta vez lo acompañaste con un beso en la frente, me besaste una y otra vez hasta que  yo te devolví el beso, me miraste de nuevo y no dijiste nada. Te levantastey dijiste que tenías que irte porque a tus papás no les gustaba que llegaras tan tarde a casa, o temprano, no recuerdo. 

Me besaste la cabeza y te fuiste. 

Le conté a mis amigas lo raro que había estado la mañana y llegaron a una misma conclusión, “el tipo no te quiere”, me dijeron una y otra vez, pero yo me esforzaba por hacerles entender que todos necesitamos amor aún así cuando nadie más lo quiere dar, todos necesitamos a otra persona que nos haga sentir mejor que la anterior y la que vino antes que esa y la otra y así sucesivamente; sin embargo, mis palabras se fueron escondiendo  porque tres meses y medio después se jactaron del resultado. 

Dejamos de hablar hace tres meses y medio y aún me duele todo cuando pienso en su sonrisa ingenua y su caminar extraño. Me duele que lo mencionen y que mis amigas crean que no fue nada cuando para mí había sido un mundo. 

¿A quién le estás escribiendo si no es a mí? ¿Pensás en mí? ¿Te recordás de cuál era mi banda favorita? ¿Canción? ¿Te pasé por la cabeza cuando regresabas de alguna fiesta con tus amigos? Quizás alguna vez te metiste a mi conversación en Whatsapp y me viste en línea y te quisiste morir. 

Hace tres meses y medio les di la razón a todas las que me aseguraron que nunca me quisiste genuinamente. No me dijiste nada, no hubo excusas ni reclamos, ni alguna nueva persona que te hiciera los mejores desayunos, ni otra que escuchara mejor música que yo, ni mucho menos alguna que ya estuvo y no fue porque el pasado se deja atrás y traerlo al ahora es intentar matarse lentamente y al final no tener resultado.  


Ló único que sé es que un día nos vamos a topar y me vas a decir que qué linda estoy y vas a querer devolver el tiempo y no haberme dejado nunca y yo te voy a abrazar, porque qué lindos abrazos dabas, tan lindos como tus besos cortitos que me quitaban el aliento y te voy a decir entre abrazo y abrazo que el tiempo no te lo devuelve nadie. 


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